La adicción a la pornografía se ha convertido en una epidemia mundial que arruina vidas, matrimonios, familias y carreras profesionales. Y, lo que es más importante, en un arraigado obstáculo para una buena relación con Dios de quienes la padecen. La pornografía es además un lastre para el futuro, alimentado por las redes sociales: millones de adolescentes y jóvenes se enganchan casi desde niños y estructuran su visión del amor y del sexo según unas expectativas irreales y anómalas alimentadas por los responsables de este gran negocio solo para su beneficio económico.
El doctor Peter Kleponis vive este mal a diario en su consulta. En estas páginas presenta el problema en toda su crudeza y extensión a partir de casos reales que ha abordado profesionalmente. Y, sobre todo, ofrece una esperanza que tiene fundamentos sólidos. Como de otras adicciones, de la pornografía se puede salir, reconociendo la situación y pidiendo ayuda para restaurar lo que destruye: la integridad de la persona.
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