“Queridos hijos, hoy también os estoy invitando a la oración. Yo siempre os invito, pero vosotros estáis todavía muy lejos. Por tanto, desde hoy, decidid seriamente dedicar tiempo a Dios. Yo estoy con vosotros y deseo enseñaros a orar con el corazón. En la oración con el corazón, vosotros encontraréis a Dios. Por tanto, queridos hijos míos, orad, orad, orad. Gracias por haber respondido a mi llamada.”
Mensaje del 25 de octubre de 1989 en Medjugorje.
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